LA LEY NEURÓTICA
Como cada bebé que nace es precioso y cada persona que muere era tan buena, hoy quiero dedicar estas líneas a una persona que apenas hace un par de días nos dejó para reunirse con aquellos que se adelantaron en el viaje, se trata de mi abuela que partió de este mundo a ver a su esposo y a su hijo que la esperaban desde hace 10 y 2 años respectivamente.
No es mucho lo que puedo decir de ella en tanto que no fuimos tan cercanos. Hace más o menos, 5 años cayó en cama de donde ya no se levantaría. Su debilidad y su enfermedad la acompañaría por varios años además de muchas semanas entre clínicas y hospitales. Sin embargo, más que el homenaje para ella, debe serlo para sus hijas, mis tías, que con abnegado esfuerzo supieron soportar con paciencia, las duras pruebas que la vida les ponía a través de mi abuela. A ellas todo el reconocimiento por no haber claudicado jamás, por estar con ella hasta el último segundo y por no dejarla sola incluso cuando en la funeraria su cuerpo ya estaba frío y completamente inmóvil, aunque con una expresión de tranquilidad que personalmente, no había jámas en su rostro; fue un momento resfrescante en medio de la tristeza normal de la partida.
Se fue la muñeca de la cama, se fue con la frente en alto luego de luchar 94 años y de dejar a una bisnieta que apenas completa los 3. Se fue con una vida que no fue fácil, pero que la llevó a vivir buenas cosas con su familia. Es ahora cuando florecen los recuerdos, aparecen las fotos perdidas y el silencio se apodera de las reuniones familiares mientras los ojos se pierden en algún punto no específico.
Sus restos descansan ahora junto a los del abuelo. Juntos ahora como lo estuvieron tanto tiempo en el pasado. Paz en su tumba.
Mi más sentido pésame por la pérdida de tu abuela. Un abrazo para ti y tu familia.
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